Temor, Placer y Dolor

"Mucho autoengaño, mucho aislamiento disfrazado, gran miedo a afrontar la soledad auténtica que queme y cree. Todo acompañado de bonitas palabras, buenas intenciones y deseos, que se vienen abajo en cuanto surge algo real que hay que afrontar (como ocurrió al final). ¿Cómo se puede así trabajar juntos? Ni con crisis ni sin crisis. Mientras no parta uno primero de "estar ya junto" ¿con quién podrá uno estarlo? Tan sólo usará a los demás para seguir huyendo o buscando, a los demás que se dejen porque cojean del mismo pie que uno (con multiples variaciones).
Un cariñoso abrazo para todos."
Ursinio

Esta declaración de Ursinio es una muestra de qué necesaria es la lucidez para saber en qué punto estamos. K dijo más de una vez "que la palabra no es la cosa" y " que este mundo sólo puede darnos alimento, cobijo y poco más" La clave es el estado de nuestra mente, no la conducta de nuestra mente. Porque podemos tener una conducta social ejemplar con una mente realmente enferma. Podemos exhibir buenos modales y buenas palabras desde una mente realmente ciega y confusa.
Quizá uno de los mayores espejismos es pensar que el hecho de existir con buena salud y cierto equilibrio mental ya es un éxito. Es un espejismo porque existimos dentro de un sistema donde la maxima normalidad y la normalidad misma es comprender todo. Y comprender todo no se vende en ninguna tienda ni se consigue haciendo méritos de ningún tipo. Tanto es así que el que comprenda todo nunca podrá decir que tal suceso tiene mérito.
Lo que dice Ursinio es lucidez porque ve la anormalidad que a menudo consideramos normal. Ya hace dos mil años alguien hablaba mucho de la hipocresía humana, que es aparentar lo que no somos realmente. El peligro de la hipocresía es que nos aleja de la frontera de la comprensión total. La lucidez de darnos cuenta que somos hipócritas nos acerca mucho a esa frontera.